PUEBLO DE OCHO ESTACIONES DEL AÑO
D. Antti Liikkanen, Médico en
Jefe
En Rovaniemi -puerta de Laponia- viven 60.000 personas.
En Laponia - acceso de Finlandia y de la UE al Océano Glacial Ártico y
a sus riquezas: la pesca, el petróleo y el gas- viven 200.000 personas – y 300.000
renos.
En Finlandia, el rincón más septentrional de la UE, viven 5 millones
de personas.
Se caracterizan por el concepto de pueblo de ocho estaciones del año.
Durante 10.000 años se ha adaptado aquí -siendo nosotros el pueblo más
numeroso del área ártica que vive al norte de la latitud de 60º- a vivir con el
ciclo natural muy variado y exigente. De los 10 millones de personas del mundo
que viven en el área ártica, la mitad son finlandeses.
El fuerte ciclo natural ha forjado tanto la cultura, el comercio como
la religión a lo que se nos presenta en las personas de esta región.
El año comienza con una penumbra crepuscular con nieve fina
como de polvo o sea una penumbra
crepuscular de fríos fuertes. La gente se lo ve duro en la oscuridad y el
frío en el silencio que se ha posado después de las fiestas de fin de año.
Aquello se convierte en
marzo-abril, después de Carnestolendas, en primavera caracterizada de nieves con capa superior endurecida.
Hay muchísima luz en el aire, por la noche hace todavía fresco y oscuro. Ese es
tiempo propio de enamorarse y de hacer el amor y también de reproducirse.
La estación de cambio es la primavera cuando se van los hielos:
la naturaleza empieza a despertarse, en la tierra hay todavía nieve, pero
también hay ya cachos derretidos en los cuales aparecen las primeras plantas.
El ser humano todavía no se despierta bien, pero el reno pare en los cachos
descubiertos.
El sol ya no se pone al
haber llegado el verano de verde claro,
y la época de los insectos, cuando los mosquitos aparecen a disfrutar de sus
dosis de sangre, que obtienen de los pájaros, animales del bosque y de la
gente: toda la naturaleza vive en un éxtasis continuo de 24 horas.
Al florecer la adelfilla se está en la época de recolección de la cosecha, pero también en la
época de terminación de las vacaciones, de la resaca y de la falta de dinero,
de una embriaguez por desvanecerse y de la insinuación de la muerte que
conlleva el otoño.
La época de colores encendidos de la vegetación recuerda con su riqueza de colores al hombre
de que toda la naturaleza se cubrirá pronto de hielo y de nieve, los trabajos
del verano se convertirán pronto en relatar historias, la pesca y cacería se
quedarán atrás, y el padre irá a trabajar donde encuentre trabajo: en el
cuidado de bosques, construcción de carreteras, fábricas y centros urbanos,
casi siempre fuera de la casa, lejos de la familia.
Después de la época de
colores encendidos de la vegetación cae la nieve que se derrite después de
subirse la temperatura un poco: se está en la
época de temperatura templada cuando el reno macho procrea. El frío que le
sigue al tiempo templado congela la nieve derretida: existe el peligro de que
se termine el alimento de los renos y de toda la naturaleza.
La última estación del año,
la penumbra crepuscular, es una
época de oscuridad continua, y entonces hay tiempo para contemplar el cielo
estrellado y la aurora boreal; hay tiempo para contar historias milenarias a la
siguiente generación, para descansar y vencer el cansancio del verano intensivo
durmiendo, comiendo y meditando. La penumbra crepuscular termina en el momento
culminante del año, la Navidad, fiesta del nuevo nacimiento de la luz y época
de dejar atrás lo viejo, del regazo caluroso de la oscuridad y del frío y del
turno para el relato de Papá Noel.